Los amantes de la buena comida estamos de enhorabuena. Desde hace poco más de un año ha llegado a España (¡por fin!) el movimiento de los food trucks, o como se hubieran llamado hace unos años, “camiones ambulantes de comida”, ya habituales en ciudades como Berlín, Budapest o Nueva York.
Afortunadamente parece que no será una moda pasajera más, ya que cada edición de MadrEAT, cita mensual madrileña de streetfood, tiene mayor poder de convocatoria. A nivel nacional, ya son muchos los restaurantes de renombre que están moviendo sus fogones para llevar los platos más selectos hasta el último rincón de España. Yo tuve la suerte de asistir al primer MadrEAT, celebrado el pasado octubre, y fui testigo del éxito que tiene la unión de la buena comida a precios asequibles en un ambiente lleno de profesionales entusiasmados por su trabajo.
Asistí a presentaciones gourmet ofrecidas por grandes amantes de la buena comida, algo que antes solo unos pocos podían disfrutar, siendo consciente de lo unidas que están dos de mis pasiones: buena comida y comunicación. Rapidez, sabor y buenos precios son elementos que convierten los food trucks en una gran opción para todos aquellos que quieren degustar los mejores productos a pie de calle y, si lo pensáis, ¿no veis muchos puntos en común con el mundo de la comunicación?
- La comunicación, como la cocina, debe emocionar. Una buena combinación de ingredientes y sabores es una explosión de emociones en el paladar. Ningún buen cocinero puede presentar un plato sin alma al igual que ninguna empresa debe comunicar sin historias. No vale con solo lanzar notas de prensa que cuenten la maravillas de nuestros clientes, debemos ir más allá, buscar qué hay detrás de cada tema, intentar transmitir el lado humano y, cuando no lo haya, acercar lo más posible el contenido para hacerlo atractivo a los usuarios.
- La comunicación, como la cocina, tiene que sorprender. ¿Os imagináis poner albahaca en un postre? Al innovador chef Bernd H. Knöller se le ocurrió un día y… ¡triunfó! Muchas veces estamos inmersos en el día a día y olvidamos dejar un hueco para las ideas locas. No hay que tener miedo a innovar, los medios de comunicación están saturados de noticias y, si queremos que la nuestra destaque, debemos ser capaces de “romper el molde”.
- La comida y comunicación, como el servicio, debe ser ágil. Hoy en día tenemos a nuestra disposición información actualizada al segundo, ¿por qué no utilizarla para nuestro beneficio? Aquel que llega primero, gana. Debemos estar preparados para responder con rapidez ante cualquier circunstancia y, cuando sea posible, anticiparnos a las necesidades de nuestros clientes.
- Importa el contenido, pero también la forma de presentarlo. En la cocina la materia prima y la técnica deben ir de la mano, pero también cuenta la presentación. No se debe confundir ser ágil con no cuidar el resultado final. Como profesionales de la comunicación debemos demostrarlo en cada una de nuestras acciones.
Si vosotros también disfrutáis de estas pasiones recordad, lo más importante es ofrecer y consumir buenas historias.