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LEWIS

Por

Sarai Iborra

Publicado

julio 18, 2015

Etiquetas

clientes, PR

¿Cómo podemos mantener viva la llama del amor con tu cliente de RRPP? 5 Consejos prácticos que te serán útiles para que el amor no decaiga.


Ahhh el amor… ¿quién no se ha enamorado alguna vez? ¿quién no ha vivido esa sensación, esos primeros meses en los que todo son halagos, cenas románticas y sorpresas?

Esos primeros meses en los que uno trata de impresionar al otro y cuida cada detalle al máximo. Esto es un poco lo que nos pasa cuando tratamos de ganar o “enamorar” a algún cliente de relaciones públicas: sacamos nuestras mejores galas, intentamos impresionar con las mejores ideas, los mejores sitios, los mejores planes… todo un cortejo para que nos den el “sí, quiero” y empezar una relación en la que nos convirtamos en “pareja” de aquí a la eternidad.

Pero, una vez conseguido el “sí, quiero” ¿qué? ¿se acabó el cortejo? ¿cómo podemos mantener viva la llama del amor? No podemos olvidarnos del trabajo previo que nos ha llevado a ser la persona elegida y tenemos que trabajar la relación día a día, pero entramos en una rutina que puede llevarnos a descuidar un poco el asunto y, aunque vivimos tiempos modernos en los que las separaciones están a la orden del día, nosotros no queremos que nos dejen, porque somos así, unos clásicos.

Por ello, para mantener viva la llama del amor, aquí van una serie de consejos:

  • No caigas en la rutina:

Al comenzar la relación recibes una llamada, te pones nervioso, pones voz sexy y tratas de ser la persona más simpática del mundo. Pasado el tiempo, recibes la misma llamada, pero no quieres coger el teléfono porque tal vez sea para regañarte por no haber tendido la lavadora o por no haber dejado en remojo los platos. Que no cunda el pánico, todo tiene solución. No descuides esas tareas que sabes que te tocan y céntrate cada día en proponer cosas nuevas y sorprender habitualmente a tu cliente. Con esta fórmula esa lavadora olvidada pasará a un segundo plano y nunca será motivo de discusión.

  • Cuidado con la suegra:

Estamos en pleno siglo XXI y sí, somos unos modernos, pero reconozcámoslo, la suegra es la suegra, y nos sigue dando miedo. En el caso de nuestro cliente siempre va a haber alguien que juzgue nuestra relación y se cuestione si somos la pareja adecuada, porque siempre puede haber alguien mejor que nosotros. Trata de empatizar con tu cliente de relaciones públicas y asume que muchas veces las peticiones extrañas no vienen de él, sino de alguien del entorno y todo tiene su explicación. Ponerse en el lugar del otro siempre es un ejercicio muy aconsejable en las relaciones de pareja.

  • No tengas celos, aprende de tus rivales:

Cuántas veces has escuchado ¿has visto lo qué han hecho en la agencia X para el cliente Y? no sé por qué nosotros no hacemos cosas así… Puede que en un primer momento la ira te asalte y no quieras reconocer el triunfo o las buenas ideas de los otros, pero más allá de eso, trata siempre de estar al día, de saber qué hacen los otros y ¡supéralos!

  • Sorprende con una cita inesperada:

Ya no me llevas a cenar fuera ningún día” “¿recuerdas cuándo quedábamos y pasábamos el día entero fuera?” todos en alguna que otra ocasión, nos hemos enfrentado a este tipo de afirmaciones. Con nuestro cliente igual, volvemos a la etapa del cortejo y a esas primeras veces en las que les sacábamos a comer fuera, simplemente para conocernos más allá y que viesen nuestra valía. Mantén las buenas costumbres y sigue esta técnica. Conocerse mejor fuera del trabajo siempre crea un vínculo emocional que no podemos dejar pasar para que la relación funcione lo mejor posible.

  • De vez en cuando haz terapia de pareja:

El día a día y la vorágine nos sobrepasa muchas veces y no dedicamos tiempo suficiente a “hablar” y a hacer balance de lo que está funcionando y lo que no. Trata de reservar un día cada cierto tiempo, no para hacer una reunión de trabajo si no para hacer “terapia” con tu cliente: analizad entre los dos que cosas estamos haciendo bien y que cosas podemos mejorar.

En definitiva, evita de caer en los errores clásicos que todos conocemos y trata de mantener contenta a tu pareja o cliente porque en definitiva eso marcará la felicidad y nos ayudará a sentirnos orgullosos tanto de nuestra relación como de nuestro trabajo ¿No es tan difícil no?

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