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LEWIS

Por

Nuria Mañá

Publicado

octubre 3, 2019

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Cuando Marilyn Monroe declaró que solo se ponía unas gotas de Chanel Nº5 antes de dormir, disparó las ventas de un perfume que hasta entonces simplemente era uno más del catálogo de la marca francesa. Algunos dicen que éste fue el momento que sentó las bases de lo que hoy conocemos como influencers. Lo cierto es que desde entonces el sector ha crecido de manera imparable, llegando a mover en España más de 37 millones de euros al año. Mucho más de lo que consigue el cine por ejemplo…


Y con el crecimiento desmesurado… llegan quienes quieren aprovechar la ola y subirse a ella sin importar cómo o qué consecuencias tiene para quienes apuesten por ellos. Es más que conocida la historia de @Arii, la influencer que con 2,6 millones de seguidores decidió emprender y utilizar su influencia para vender su propia colección de ropa. La noticia fue internacional y abrió los principales informativos de este y otros países: tras su lanzamiento no consiguió vender ni las 36 prendas que la marca le exigía para producir la colección completa. “Soy irrelevante”, se lamentó. ¿Cómo una influencer con una comunidad tan grande puede tener tan bajo engagement y a su vez influencia en la compra de sus seguidores? Puede ser por varias razones. La más obvia, la compra de seguidores. Las menos obvias: que el contenido sea de interés público pero sus seguidores no empaticen con el influencer porque no haya detrás una estrategia bien planteada, que no se identifiquen y, en consecuencia, no vayan a comprar o a usar nada que recomienden. Entonces, ¿cómo nos aseguramos desde LEWIS de que los influencers que recomendamos para las campañas de nuestros clientes tengan una influencia real? Os dejo 4 criterios:

 

1.    Ratio Likes / Followers ¿Cuántos seguidores tiene y cuántos interactúan con sus publicaciones?

La clave está en la coherencia. Un perfil real debe tener una actividad similar de engagement en cada una de sus publicaciones. Un influencer no puede tener una foto con 1.000 likes y la siguiente con 100. Las campañas de Social Ads incrementan mucho la interacción en las publicaciones que se patrocinan pero debe haber una armonía general en el perfil para que no denote posibles “chanchullos”. Otro indicativo es que un perfil con muchos seguidores tenga muy poca interacción en sus post. Ese es el momento de entrar a analizar sus followers y ver qué tipo de gente le sigue, si hay perfiles spam y en consecuencia han comprado seguidores o si se ha llevado a cabo una estrategia de Follow-Unfollow, es decir, seguir a muchas personas y, cuando te siguen, dejar de seguirlas. Este es un asunto tan serio como para que Instagram haya comenzado ya a utilizar herramientas que detectan y eliminan cualquier tipo de comentario, ‘like’ o ‘follow’ proveniente de cuentas que utilicen servicios de terceros para engordar ficticiamente sus cifras.

2.    Calidad de la interacción. ¿Comentarios spam?

Los comentarios también pueden ser una buena fuente de información para saber si un influencer es real o no. Hay que sospechar de las interacciones con emojis solo y de los comentarios sin sentido, hechos por usuarios extranjeros o con perfiles con pocos o ningún post. Son los conocidos comentarios spam y suele ser contenido sin sentido o que apela a cosas que no tienen nada que ver con la imagen, vídeo o reflexión que se haya hecho en una red social concreta. Además, estos perfiles “spammers”, suelen tener nombres raros y, en muchas ocasiones, ni tan siquiera tienen imagen.

 

3.     Ratio Followers / Following ¿Cuántos seguidores tiene y cuántos sigue el perfil en cuestión?

Uno de los factores que inducen a pensar que un perfil no es real es si sigue a un alto número de cuentas (de 4.000 a 7.000). En ese caso, seguramente esté siguiendo en masa para lograr seguidores de vuelta pero son seguidores sin ningún tipo de engagement con el influencer y en una campaña corporativa serán un fail. Es la anteriormente mencionada estrategia del follow/unfollow. Un influencer suele tener siempre más seguidores de los que sigue, generalmente, por cada persona que él sigue, hay 3 personas que le siguen. Y, además, su cantidad de seguidores aumenta cada día a un ritmo estable.

4.    Origen de la interacción ¿De dónde son sus seguidores?

Es clave detectar de dónde provienen las interacciones. Es cierto que con Internet todo se ha globalizado y que personas de cualquier parte del mundo te pueden seguir, pero hay que tener en cuenta el idioma o idiomas que se utilizan para comunicar el contenido y pensar que lo habitual es que solo le sigan personas de su país, personas de países con su misma lengua/s o personas que saben hablar su idioma. De esta manera, hay que sospechar si los comentarios a un post están en idiomas que el influencer no utiliza.

Actualmente el mercado se ha rendido a los ‘microinfluencers’; influencers de entre 10.000 y 100.000 seguidores, con comunidades mucho más fieles que dan mejor rédito y ROI a las campañas corporativas. Pero si estás pensando en grande y quieres invertir para relacionar tu marca con influencers debes tener todos los consejos anteriores en cuenta.

Y además de detectar los perfiles falsos, para plantear una campaña de relación con influencers hay que llevar a cabo un análisis mucho más profundo: ver qué contenido publican, con qué marcas trabajan, qué tratamiento se le da a las marca o productos/servicios que prescriben, cuál es el target real de su público (edad, género, origen), etc. Un trabajo laborioso que desarrollamos a diario las agencias y que nos daría contenido para un nuevo post en este blog 🙂

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