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LEWIS

Por

Marketing Spain

Publicado

mayo 13, 2015

Etiquetas

comunicación, formación de portavoces, portavoces, relaciones públicas

Puesto que el portavoz es la imagen de una compañía, y que entre ambas partes existe un vínculo que se retroalimenta en las dos direcciones, es fundamental profundizar en la gestión de su percepción y credibilidad. Porque, ¿cuántas veces hemos juzgado la imagen de una compañía por la imagen que su portavoz nos ha transmitido con su lenguaje no verbal? 


 

Puesto que el portavoz es la imagen de una compañía, y que entre ambas partes existe un vínculo que se retroalimenta en las dos direcciones, es fundamental profundizar en la gestión de su percepción y credibilidad. Porque, ¿cuántas veces hemos juzgado la imagen de una compañía por la imagen que su portavoz nos ha transmitido? 

El lenguaje no verbal es una de las formas más arcaicas de comunicación, que se emite a través de signos y símbolos mucho más complejos que la palabra. Gracias a él transmitimos una enorme cantidad de información a nuestros interlocutores y recibimos datos importantes de ellos (gestos, miradas…), incluso a través de objetos u olores… Por ello, es fundamental dominarlo tanto o más que la palabra.

Muchas veces, los portavoces de las organizaciones descuidan este aspecto y no son conscientes de la importancia que tiene para poder lograr unas buenas relaciones estratégicas con sus públicos. Para demostrar su fuerza, ¿por qué no destacar cuál es el potencial de las principales partes de nuestro cuerpo? Cada una de ellas genera unos gestos, que si sabemos dominar, servirán para dar a conocer a los demás lo que nosotros queremos que perciban.

  • Los brazos y manos pueden indicar si nuestra actitud es o no abierta, en el sentido de si los establecemos como barrera ante los demás o transmitimos confianza y seguridad. Además, también son capaces de indicar si mentimos, ya que los gestos y las emociones están vinculados entre sí. Por lo que si decimos la verdad, solemos enseñar la palma de la mano, mientras que si mentimos, las escondemos. En este caso, nos sería muy difícil mentir intentando enseñar las palmas de las manos.
  • La sonrisa posee una magia especial, ya que ayuda a comunicar a los demás que tenemos buenas intenciones (claro, siempre y cuando la sonrisa sea real, o al menos lo parezca…) Existe un “Sistema de Codificación de la Acción Facial”, que ayuda a saber si las sonrisas son naturales o falsas, básicamente esto se refleja en las arrugas que estas generan.
  • La postura de nuestros ojos delata nuestros pensamientos y su correcta utilización puede ayudarnos a acercarnos a los demás. Las pupilas dilatadas se relacionan inconscientemente con el placer y la felicidad. Mientras que las pupilas contraídas se relacionan con enfado o estados de ánimo negativos. Esto es un indicador fiable, ya que las pupilas actúan fuera del control consciente.
  • Las piernas muestran la dirección en que nuestra cabeza desea ir. Tienen una fuerte capacidad delatora, ya que cuanto más lejos está una zona del cuerpo del cerebro, menos conscientes somos de lo que esta parte hace.

¡Eso si, es muy importante no olvidar nunca que el dominio de cada una de estas partes por separado carece de valor! Hay que constituir un todo, que pasará a cobrar sentido para ser interpretado en un contexto, de manera agrupada y buscando la congruencia entre los distintos gestos. Creo que deberíamos reflexionar sobre si somos dueños de nuestros actos, si sabemos intuir lo que los demás piensan y si conocemos el potencial del lenguaje no verbal y dónde reside su importancia.

Estas y otras muchas preguntas solo seremos capaces de contestarlas si verdaderamente conocemos bien al lenguaje no verbal y a nuestro cuerpo y sabemos dominarlo sacándole el máximo partido. Además, siendo conscientes del peso que el lenguaje no verbal tiene en nuestra comunicación y capacidad persuasiva, ¿por qué desaprovecharlo?

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