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LEWIS

Por

Marketing Spain

Publicado

mayo 23, 2017

Etiquetas

PR, relaciones públicas, rrpp

¿Mito o realidad? Recopilamos falsas verdades o mitos sobre el papel de las relaciones públicas y las campañas de comunicación en las empresas.


Si eres un profesional de las relaciones públicas, probablemente habrás escuchado más de una vez algunas afirmaciones que poco tienen que ver con la realidad de nuestro trabajo. A la labor de dar a conocer lo que hacemos, se suma la de desmitificar estas pequeñas leyendas urbanas que de vez en cuando escuchamos, ya sea en boca de profesionales de otros sectores o ejecutivos de otras áreas de las compañías con las que trabajamos.

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1.Ya invierto en publicidad, no necesito una campaña de relaciones públicas.

Nos sorprenderíamos de la cantidad de empresas que consideran poco necesario invertir en relaciones públicas cuando ya tienen su campaña publicitaria. En numerosas ocasiones, siguiendo este mito al pie de la letra, se apuesta por una potente inversión en medios y se dedican pocos recursos a una campaña de comunicación.En la mayor parte de los casos, la mejor estrategia pasa por una planificación 360 que aúne esfuerzos de ambas disciplinas. La visibilidad de una campaña publicitaria combinada con el poder de prescripción que genera una buena estrategia de relaciones públicas, crea grandes sinergias que pueden posicionar a tu marca en el top of mind del consumidor.

2. Las relaciones públicas no son rentables

Muchas compañías, aunque dediquen recursos a las relaciones públicas, no terminan de comprender la rentabilidad de la comunicación. Este mito tiene su origen en que es complicado establecer una correlación matemática entre la cobertura en medios de comunicación de una campaña concreta y la cifras de ventas. No obstante, si se toma una visión a largo plazo, el pilar fundamental de nuestro trabajo como relaciones públicas es contribuir a la reputación de una empresa, y es en este punto donde podemos ver cómo las compañías líderes en reputación son a menudo las que mayores beneficios generan y las que presentan un mayor valor bursátil.No hay duda de que los máximos responsables de las empresas son cada vez más conscientes de esta realidad, pero sigue siendo parte de nuestra labor convencer de una visión a largo plazo de los beneficios de la reputación – y por extensión, de las relaciones públicas – para el negocio.

3. Cualquier tema es noticiable

 Entre los que sí comprenden el poder de las relaciones públicas para contribuir a la buena marcha del negocio, están quienes desean comunicar absolutamente todo lo que hace la compañía. A diferencia de las afirmaciones anteriores, este mito parte de la confianza en la efectividad de nuestro trabajo, pero plantea una importante tesitura para el profesional de las relaciones públicas.De este modo, es nuestro deber equilibrar las demandas de comunicación de la empresa con las necesidades del periodista: no siempre todo lo que la firma desea contar es relevante para un medio de comunicación. En este aspecto, será necesario determinar cuál es la mejor estrategia para dar visibilidad a los diferentes temas, e incluso guardar algunos en el tintero en busca de una mejor oportunidad más adelante.Por un lado, es fundamental definir los medios objetivo para cada acción de comunicación de tal forma que nos aseguremos de que lo que queremos comunicar tiene cabida en las áreas de interés del medio. Por otro, es importante buscar el enfoque de comunicación más adecuado para dotar de mayor interés a temas que inicialmente parezcan menos atractivos. Un buen ángulo será lo que marque la diferencia entre el éxito y el fracaso de la campaña de comunicación.

4. Si una acción de comunicación ha funcionado una vez, funcionará siempre 

Un mito popular es que, si el formato de una acción o conjunto de actividades de relaciones públicas ha tenido buena repercusión en el pasado, es garantía de éxito. Emplear una fórmula de forma reiterada, aunque inicialmente la propuesta fuese diferencial e innovadora, no implica que siempre alcancemos los mismos resultados.

Si damos con una solución que funciona, habitualmente es una buena idea dar continuidad: es señal de una coherencia clara y una apuesta consistente de la marca. No obstante, siempre debemos aportar nuevos ingredientes que hagan que nuestra acción de relaciones públicas no pierda su atractivo y, sobre todo, nunca dejar de sorprender.

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